viernes, 27 de abril de 2012

Comunicación vacía

No conversamos, al igual que no escuchamos. Hablamos, oímos, pero no hay comunicación. Actuamos, desplegamos nuestras mejores artes en la escena, esperando a que la comunicación no verbal o los mensajes entre líneas lleguen a la mente de nuestro interlocutor cual luz reveladora.
No hay comunicación, pero cuando vemos este hecho constatado, al ver que la otra persona no ha captado ese mensaje encriptado, a veces casi telepático, nos frustramos y no nos explicamos el porqué de esa falta de comunicación, siendo tomada ésta, además, como una grave falta de atención por parte de los demás sobre nuestro discurso.
Nos dan miedo las palabras, nos dan miedo las reacciones provocadas, las réplicas indeseadas, la sinceridad entendida como atrevimiento, las malinterpretaciones. Pero ¿qué peor malinterpretación que aquella interpretación que ni siquiera llega?
Somos creyentes. Confiamos en que, a pesar del fatídico medio utilizado, el mensaje llegará. O, en un mayor acto de fe, que los deseos de ese mensaje serán complacidos por la otra persona sin haberle dado al botón de enviar.
Sabemos tan bien lo que queremos, conocemos tan bien lo que queremos de los demás que olvidamos que los otros aún no han podido acceder a esa información. De ahí que las comunicaciones fallen. Intentamos imprimir con tal fuerza esos deseos en nuestra frente que creemos imposible que el otro no pueda llegar a leerlos. Pensamos que los demás conocen información, o que peor aún, que aun conociéndola seguirán nuestros designios.
Falta comunicación. Mucha. Indudablemente. Pero seguimos en el intento de comunicar mediante mensajes hormonales, reacciones epidérmicas, ondas cerebrales, ... olvidando que nuestra capacidad para comunicarnos verbalmente hizo que el resto de nuestras formas expresivas se vieran mermadas, no a la hora de emitirlas, sino a la hora de traducirlas.

lunes, 9 de abril de 2012

Me niego a enamorarme según la RAE


Las temáticas de amor en las canciones, en las películas, contadas de viva voz, en panfletos, en la Historia... nunca han captado mi atención de forma fervorosa. Quizá por el vestido de merengue que las adorna, por lo manido de los arquetipos, o tal vez porque toda esa concepción de las historias oídas no se corresponden con mi concepción sobre el amor. 
Cierto rechazo autoimpuesto, lo admito, hacia eso que no se cansan de repetir llamado 'amor'. Rechazo al que definiciones como las que recoge la Real Academia Española no ayuda a reducir. Es más, refuerza aún más mis teorías sobre lo anquilosado de los 'moldes de corazón'.
Las concepciones transmitidas por todas esas historias de amor, así como las manifestadas por muchas personas del entorno chocan frontalmente con mi visión particular. Pero, tras una visita rápida al diccionario, ratifiqué que, en efecto, éste recogía el sentir general en sus múltiples acepciones en la entrada amor:

amor 
(Del lat. amor, -ōris)
  • 1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.
  • 2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.
  • 3. m. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.
Paremos aquí un momento porque hay material suficiente:
Dentro de estas definiciones de amor se manejan conceptos como propia insuficiencia, necesidad, entrega, deseo de unión, nos completa... aderezado para hacer más agradable el trago con otras como sentimiento intenso, alegría, energía, afecto.
¿Condena la concepción socialmente aceptada sobre el amor a considerarnos incompletos, necesitados y perdidos, con la promesa de encontrar alegría, atracción y energía?¿Será éste el origen de los fracasos de las parejas?


Pero sigamos:
  • 4. m. Tendencia a la unión sexual.
  • 5. m. Blandura, suavidad.
  • 6. m. Persona amada.
  • 7. m. Esmero con que se trabaja una obra deleitándose en ella.
  • 8. m. p. us. Apetito sexual de los animales.
  • 9. m. ant. Voluntad, consentimiento.
  • 10. m. ant. Convenio o ajuste.
  • 11. m. pl. Relaciones amorosas.
  • 12. m. pl. Objeto de cariño especial para alguien.
  • 13. m. pl. Expresiones de amor, caricias, requiebros.
En este segundo grupo ya se encuentran términos más carnales como sexo, apetito; delicadezas como caricias, esmero, suavidad, cariño; o referencias contractuales como relación, convenio o ajuste.

Ni unas ni otras (me) convencen. 
¿El amor es una necesidad?¿Buscar lo que te falta?¿Buscarlo además por la necesidad de completarse a uno mismo?¿Entregándonos a una relación por nuestra insuficiencia natural?¿De verdad?
Una necesidad que incluye el sexo dentro de esas carencias, o lo que es peor, lo identifica como parte del todo, como unión necesaria entre amor y sexo. Una insuficiencia que nos lleva a la entrega, total -se supone-, ya que lo necesitamos. Un convenio al que se llega por necesidad de complementación. Un reajuste dentro de nuestras carencias debido a esa dependencia, eso sí colmado de caricias y mimos, con derecho a alguna que otra relación sexual.
Una mezcolanza de ideas dentro de la que no se sabe muy bien dónde situar al huevo y dónde a la gallina. ¿Necesitamos el amor porque nos complementa? ¿Porque es la única forma de tener sexo? ¿Porque la alegría se obtiene de éste? (¿éste referido al amor o al sexo?) ¿Lo aceptamos como una inevitabilidad porque a pesar de ser un convenio nos da la fuerza para vivir? ¿Para vivir necesitamos estar completos? ¿Y es que acaso no lo estamos sin amor? ¿Será entonces el sexo lo que nos completa y por ello nos entregamos a los requerimientos de esa relación de necesidad, porque es lo que nos alegra? ¿No será tal vez el sexo esa necesidad de la que hablan, disfrazada de amor? Pero de ser así, ¿es el amor el único camino para obtenerlo?

Batiburrillo de ideas que no hace sino mezclar todos y cada uno de los conceptos que la RAE expone como definiciones posibles de amor. ¿Mezcla mía, o es que sin querer, a pesar de exponerse en 13 puntos diferenciados, se intenta desglosar todo lo que implica el amor en todas esas concepciones?
He juntado 'churras con merinas', como se diría. Sí. Adrede, a raíz de la exposición sin sentido de 13 definiciones de amor derivadas de una visión de total subyugación, disfuncional, destiladas, tal vez, de cientos de historia trasnochadas, donde una tras otras se han dejado atrapar por la definición más desesperada, dependiente e irracional del amor.
Si eso es amor, me niego a enamorarme. Aunque no puedo decir que no lo haya hecho alguna vez en esos términos. Será mejor desechar tal embrollo de definiciones para autodefinirlo, puede que no con palabras.


Por cierto, la última definición, no me olvido:
  • 14. m. pl. cadillo (‖ planta umbelífera).
 Las personas que caminan por el campo evitan toparse con estas plantas, pues acaban pegadas a los pantalones y es muy difícil deshacerse de ellas... Aunque esta definición ya se desvía del centro de esta entrada o tal vez no. Quizá termine de definir la concepción expuesta en los 13 puntos anteriores.