Un aniversario no es más que una fecha en el calendario, una señal que indica el paso de un año más. Una estructuración del tiempo que, si bien se basa en unos criterios astronómicos -en la cultura presente-, no deja de ser una construcción social.
Una hoja del almanaque marcada con una equis para dotarla de un sentido específico. Recordatorio en medio de la rutina que obliga a salir del comportamiento habitual. Un día en el que volcar todos los sentimientos enclaustrados el resto del año para hacerlos manifiestos durante esas 24 horas concretas. Ya sea para rememorar alegría o tristeza, conmemorar o condenar, sólo hay un día preciso en el que poder llevarlo a cabo. La filia del aniversario, del día grande.
El éxtasis del amor un día 14, la adoración de la madre el primer domingo de mayo, el recordatorio a los fallecidos en el inicio de noviembre. Por no hablar de las fechas personales y específicas de cada persona: cumpleaños, aniversarios de boda, fallecimientos y un sin fin de anualidades. Miles de efemérides que no hacen más que quitarse protagonismo unas a otras porque, a lo largo de los años es inevitable que los acontecimientos se sucedan, que la vida siga forjando la historia.
Desde el recuerdo íntimo, cada persona escogerá y rescatará aquellas fechas clave, aquellos aniversarios que recordar, con independencia de lo que siga pasando en la historia de los demás, pues no es más que eso: una serie de días significados desde la valoración personal, aunque a veces tienda a hacerse colectiva, pero ni mucho menos llegue a convertirse en algo universal.
Hay todo un año, toda una vida para recordar los momentos importantes de cada uno, sin importar que un calendario lo recuerde.
En 24 horas no se puede expresar el dolor o la alegría que dejan ciertas fechas, no ya en el año de una persona, sino en el resto de su vida. Los sentimientos fluyen a lo largo del tiempo. Pero la tristeza de unos no debería nublar la posible alegría de otros, ni viceversa. Cada uno siente los días (estén marcado en el calendario o no) como mejor sabe, puede o entiende. Los días son significados de forma personal, intransferible e inalienable. Ningún aniversario debería frenar la vida de nadie. Nadie debería decidir sobre la celebración o no de ningún aniversario.
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