lunes, 7 de noviembre de 2011

¿Cola, cabeza o trompa?

¿El mejor de los malos o el peor de los buenos? No hay una respuesta correcta sino una sincera, honesta, meditada. Porque hay que ser analíticos a la hora de saber dónde está situada nuestra persona. O más bien, dónde queremos situarla.
Es un lujo ser la cabeza de un grupo, pero hay que ser conscientes de qué estamos siendo cabeza: el número de personas que gestionamos, el tipo de problemas que tratamos. Pues podemos ser cabezas de ratón y señalar a otros con el dedo por ser cola de león. Sólo percibimos que somos cabeza, por tanto interpretamos que estamos por encima de aquellos que son 'sólo' cola, pero no recalamos en el asunto de que son cola de algo muy superior que lo que se puede controlar desde la 'cabecita' roedora. ¿Dónde querremos situarnos entonces, en la cabeza de ratón o en la cola del león?* -Desde luego en la cola antes que en las fauces-.
*[Entendamos la relación zoológica atendiendo a sus tamaños, como metáfora de grupo amplio o reducidos, más o menos elevados, dejando de lado interpretaciones más elaboradas que podrían derivar en meticulosos análisis semióticos que ahora no competen.]
Al ser el mejor de los peores, el tuerto en el reino de los ciegos, o cualquier comparación más que quiera hacerse, uno puede sentirse superior, seguro e incluso realizado. Pero, qué hay de superior cuando fuera de ese círculo hay grupos mucho más amplios y de mayor complejidad, cuando por la seguridad que nos proporciona nuestro estatus ignoramos que hay horizontes más amplios fuera de nuestro círculo. En ese estado, alzamos los mentones sin ver que poco a poco los pelos de la punta de la cola del león están acariciando nuestros bigotes de roedor. Los acarician, lo cual podemos ignorar o no, pero nunca menospreciar.
La cola es el final del león. A pesar de ello, y haciendo uso de otro dicho, hasta el rabo todo es toro. Por otro lado, se podrá ser el final de la cadena, pero si es el final es porque hay un principio. Ésto es lo que debemos valorar. Ser cola en un grupo te permite la posibilidad de llegar a ser la cabeza. Gozas de la oportunidad de mejorar y ascender en la escala. 
Mejorar, siempre, pero nunca conformarnos. Jamás la cabeza debe nublar nuestras inquietudes ni ansias de superarnos. Ser el mejor en una colectividad sólo debe dar alas para buscar otros 'animales'. Sólo cuando encontramos un contraste, un 'nivel superior' con el que poner en práctica o debate nuestros conocimientos y aptitudes, podemos seguir avanzando y afianzando lo ya adquirido. 
La cabeza de ratón no debe cegar, pero que la de león no nos impida ver un posible elefante que pase mientras dormimos plácidamente la siesta, acomodados por nuestra propia superioridad, y acaricie contra nuestros lustrosos bigotes de felino su cola. Nos podríamos perder lo interesante que resultaría llegar hasta la trompa.

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